Kea Sáb Jun 12, 2010 1:46 pm
Los orcos son muchos y nosotros pocos. Alguno se acerca hasta mí, pero yo no tengo espada que usar, tan solo unas dagas. Saco una mientras con la otra trato de defenderme con el báculo. Hasta que Istar lanza un escudo para protegerme.
-¡Proteged a Durbat!-grito
Pero mi grito tiene una función incorrecta, y hace que el mago se distraiga lo suficiente como para que un orco le golpee por detrás, dejándole inconsciente en el suelo.
-¡No!
Corro hacia él y me coloco para defenderle, aunque no sabía cómo,contra el resto de orcos. Como era de esperar, uno de ellos me hace caer, cayendo sobre el mago. Cuando ya me preparaba a no sobrevivir a la pelea, el báculo empieza a brillar de forma descontrolada, haciéndo retroceder a los orcos, cegados por la luz. Cuando la luz cesa, un lobo blanco fantasmal estaba a mi lado, mirándome. Y supe que lo que había dicho Istar era verdad, cuando el fantasmagórico animal se lanza contra los orcos, desgarraba a algunos, atravesaba a otros, pero todo era muerte a su alrededor. Desvío la mirada, sintiéndome increiblemente segura con el lobo cerca de mí y la centro en Istar.
-Istar... Istar despierta, vamos.-acaricio su cara, zarandeándole para despertarle.