De camino a la ciudad dorada

Llevabamos todo el dia volando sobre las águilas y, aunque no estabamos cansados del viaje, sí de no poder andar o hacer otra cosa que no fuera mirar los paisajes que sobrevolabamos.

Miro a Kea. Está profundamente dormida. Es preciosa. La abrazo fuerte con mis brazos, y temiendo que este momento de intimidad dure poco, aunque ninguno de mis compañeros puede vernos ya que mi águila va en cabeza del grupo. De repente, se mueve y abre los ojos.

- Buenos dias, mi señora. ¿Como estas pasando el viaje? - le pregunto, dándole u suave beso en los labios.

El viaje era eterno. Parecía que lleváramos meses sobre esos animales. Aunque ya no me daban miedo, me sentía algo incómoda. Sensación que desaparecía al recordar que estaba abrazada por los brazos de Istar.

Finalmente me vence el sueño, y durante horas me evado del viaje. Al despertar lo primero que encuentro son los ojos del mago, que me miran con cariño al tiempo que me desea buenos días, seguidos de un beso.

Sonrojada, sobresaltada y algo asustada, miro hacia atrás.

-Eso ha sido inapropiado, podrían vernos.-no obstante sonrío--pero me ha encantado

Le acaricio las manos, recostando mi espalda contra su pecho.

-¿Está muy lejos? Me duele la espalda de no poder moverme..y también el trasero-finalizo sonrojada

-Oh bueno, entonces supongo que podré besaros de nuevo..-miro hacia atrás, me aseguro de que no ven nada, y vuelvo a besarle.

Al separarnos acaricio la cabeza del águila.

-Son resistentes, de eso no hay duda. Pero poco cómodas para viajes largos-río-también son rápidas, pero echo de menos suelo firme. Y todo eso queda en un lugar apartado en comparación con mi compañero de montura.

Me besa de nuevo. Podría estar asi toda la vida. Ojala podamos arreglarlo para estar juntos. Dejo de besarla cuando veo un resplandor dorado en la lajenia.

- Mira, Kea. Ese resplandor dorado lo produce el Castillo Dorado de Medusel, capital de Edoras. Allí es a donde nos dirigimos.

-Por fin. Creí que no llegaríamos nunca.

Miro el resplandor dorado. Era el más bonito que había visto nunca.

-¿Qué buscamos allí? Creia que iriamos a Gondor, allí estaríamos más seguros.

- Buscamos fundamentalmente gente que nos apoye. Y que mejor que empezar con el rey de Rohan la segunda nación humana más grande de la Tierra Media. Tengo buenas relaciones con el rey, ya que le ayude en el pasado. Solo espero que en estos tiempos sea capaz de devolver el favor. Gwahir, desciende - le digo al águila. - Creo que pasaremos aqui la noche.

Le hago unas indicaciones a Eleneär y a Durbat para que me sigan hasta un pequeño claro en la montaña.

Tras el largo viaje que nos ha llevado todo el día, el mago empieza a descender, y como si supieran donde vamos, nuestras águilas le sigue.

-Parece que ya llegamos. Sois poco habladores ¿sabeis?-me giro hacia el humano y el enano.

Durbat parecía indiferente, el enano había tomado un color azulado en la piel nada más empezar el vuelo, y con él seguía.

Seguimos volando hacia Rohan encima de las águilas, Durbat mira el paisaje y la tierra que en bajo nuestros pies. Yo voy con los ojos cerrados intentando concentrarme para no marearme, mas de lo que ya estoy.

- Cállate Eleneär, que me desconcentras.- digo abriendo los ojos y cogiéndome mas fuerte a la cintura del montaraz.

El enano me aprieta tan fuerte que me esta costando respirar, intento soltarle un poco y comienza morderme para que no lo consiga.

- Gmork, como vuelvas a hacer eso haré que el águila baje en picado hasta llegar al suelo, ¿de acuerdo?- digo deseando llegar a nuestro destino.

Sonrio al ver la amistosa discusión de mis compañeros. Camino hacia ellos.

- Pasaremos en estas cuevas la noche. Aunque las águilas son resistentes también necesitan descansar. Y a nosotros nos vendrá bien estirar las piernas. Yo haré el primer turno.

Mew dirijo hacia Kea.

- Si quieres podemos empezar a practicar varios hechizos que podrían sernos útiles.

De nuevo en tierra firme. No podía creerlo. Y por lo que parecía mi cuerpo tampoco, pues después de tanto tiempo sentada, las piernas me temblaban. Me apoyo en las rodillas unos segundos, hasta que el mago viene a mí a proponerme empezar nuestras clases.

-No sé si debemos. Soy sacerdotisa, no maga. Mis dones vienen de la naturaleza. De recoger el regalo de los dioses con mi báculo y proyectarlo. Nada más. No tengo magia en mí.

Creía que nunca había estado más de acuerdo con Istar. Pese a que el viaje me resultaba cómodo y placentero, al llegar a tierra había descubierto que tenía los músculos entumecidos.

-Creo que me sería imposible dormir. La idea de volver a dejar mi cuerpo quieto por horas me repele.-me estiro para relajar los músculos-Iré a practicar con la espada y el arco.

Me separo del grupo para poder concentrarme. No sólo no quería dormir por mi cuerpo, si no porque sin Huindur, notaba que me faltaba algo.

Descendemos con las aguilas hasta una zona donde poder descansar, salto del aguila y ayudo a bajar a Gmork, puesto que el mago propone comenzar el la guardia entro en la cueva y me echo a descansar un rato. Tener enganchado a Gmork me ha hecho perder mas fuerzas de lo normal.

Al bajar del bicho alado me caigo al suelo de culo a causa del mareo, veo al resto de mis compañeros enfrascados en sus cosas. Asi que me levanto y voy tras Eleneär, aunque diga que va a entrenar, yo se lo que la sucede.

- ¿Permites que te acompañe un enano?- digo al llegar donde estaba ella y sonrio.

Me giro para mirarle, limpiándome algunas lágrimas indiscretas.

-Creo que se me ha metido algo al ojo-sonrío sacando una flecha y el arco-pero la verdad esque sí me vendría bien algo de compañía.

Coloco la flecha en su posición, tenso el arco, apunto, y suelto la cuerda, impulsándo a la flecha, que va a clavarse en el tronco de un árbol a 150 metros. Cojo otra flecha, la preparo, y vuelvo a lanzarla. Su diana era la flecha anterior, pero se había desviado, para en lugar de dar en la flecha, quedar justo a su lado.

-Mierda..-murmuro

Veo como al verme llegar se limpia unas lagrimas de sus ojos y se pone a lanzar flechas sin casi apuntar.

- Y luego los elfos decis que los enanos somos cabezotas, pues yo no digo que no pero vosotros no os librais tampoco.- digo sentandome en un tronco caido.- Tu estate tranquila, Huindur sabe cuidarse solo y estara bien. Seguro

Ya estaba preparando otra flecha, cuando el nombre de Huindur me hace desconcentrarme. Esta vez ni siquiera acertó en el arbol.

-¡Maldita sea! Esto es inútil. He perdido la puntería. Y seguro que hasta un enano podría ganarme con la espada.-me siento derrotada a su lado- Es un drow ¿sabes? No están bien vistos por aquí. Por ningún lado en verdad. Podría tener problemas. O estar muerto. Y nosotros aquí, en medio de la nada camino de Rohan. ¿Tienes familia Gmork?-me giro hacia mi compañero, la verdad esque no sabía mucho ni de él, ni del humano.

La elfa maldice al no acertar al arbol y se sienta a mi lado.

- No lo creo, es un drow y sabe cuidarse, ademas no va solo la pantera y Artemis, se cuidaran entre ellos.- digo intentando animarla- ¿Familia? mis padres fueron asesinados y mi maestro murio de viejo, mi familia es ese montaraz de ahi dentro. Bueno y ahora vosotros tambien,- digo mirando al suelo.

Río mirando al enano.

-Pero deberemos decir que somos de madres distintas. Nadie se creería lo contrario.¿Tampoco mujer o hijos?-apoyo la mano en su hombro-Me alegra saber que has cambiado de opinión con respecto a los elfos, y sobre todo, con Huindur y conmigo.

Cuando me pone la mano en el hombro la miro sonriendo.

- Si, bueno. La ultima vez que estube en mi ciudad tenia mujer y tres hijos, nose como estaran.- digo, aunque al instante cambio de tema- He de dejarte claro que sobre los elfos sigo pensando igual, lo unico es que vosotros sois distintos, sobretodo Huindur. Un elfo oscuro bueno no se ve todos los dias. Bueno que ¿practicamos?- digo levantandome del tronco con un saltito.

Me muerdo el labio para no seguir preguntando, veo que el tema no le es agradable.

-No sé si debería. Perder contra un enano sería un golpe duro para mi orgullo.-Rio y saco la espada dándole un empujon para separarle de mí.-pero me ayudará a despejarme

Cuando me pega un pequeño empujon me tropiezo y me caigo, me levanto rapidamente sacando mi hacha. Me acerco a ella con el hacha en alto y cuando ella piensa que voy a atacarla por el lado derecho, me lanzo al suelo colandome entre sus piernas y me levanto rapidamente, dandola con el mango en la espalda.

- Es un truco enano, que no puede ser usado con un mediano ni con enanos, claramente.

Sin duda, mi pequeño amigo me la ha jugado. Me giro sabiendo que en un combate real hubiese supuesto mi muerte.

-Eso es trampa.

Me agacho para hacerle un barrido con la pierna. Tomado por sorpresa, no le da tiempo a saltar. Cae al suelo y le pongo la espada en la garganta.

-Eso es un truco elfo. Ataca rápido cuando el contrario esté distraido. Funciona genial para bajitos.