una mañana intensa

El hechizo del mago cubre de niebla el lugar, asi podremos acercarnos a ellos sin ser vistos con facilidad.

shull-digo a la pantera que va a esconderse en una rocas cercanas, esperando alguna señal mia.

Entonces comienzo a andar sigilosamente y lanzo una flecha hacia ellos dandoles un aviso de que alguien les sigue. La flecha pasa rozando al montaraz y se clava en el arbol en el que ellos practicaban tiro.

Off:escondete

Llevo mi mano a la espalda y saco una de mis flechas del carcaj. Éstas son características, acabadas en plumas de ganso blancas. La coloco en el arco y apunto al hombro derecho del montaraz. Aun en la niebla, puedo distinguir sus figuras.

Espero a tener una más o menos claro el disparo, y suelto la cuerda. La flecha pasa silvando por el aire en dirección al humano.

Mi cara de diversion cambia de repente cuando el bosque comienza a llenarse de una niebla densa que nos cubre.

- Durbat, desenfunda tu espada. Esto no me gusta.- digo.

De repente una flecha pasa silvando cerca del montaraz, y finalmente se clava en el arbol.

- Abre bien los ojos y al menor ruido que oigas, ya sabes lo que tienes que hacer.-digo a mi protegido.

Una segunda flecha sale disparada y se clava en el hombro de Durbat.

- No, ¿estas bien?. Salir de ahi rufianes y venir a luchar si tan valientes sois.- digo acercandome a el.

Gmork se pone tenso al notar una presencia extraña a nuestro alrededor. De repente una flecha pasa por mi lado, desenfundo mi espada y me pongo en actitud defensiva. Observando cualquier movimiento. Otra flecha viene hacia mi y se clava en mi hombro. Rompo un poco el palo de la flecha y veo una pluma blanca en ella.

- Tranquilo estoy bien, ha sido en el hombro.- en ese momento se oyen pasos sigilosos acercandose a nosotros.

Cuelgo el arco de mi espalda, y desenfundo una de mis cimitarras. Lentamente y en sigilo, empiezo a caminar hacia los hombres, con mi arma preparada. De reojo, veo que Huindur camina a mi lado. Le sonrío y luego con un grito me lanzo a atacar con un golpe descendiente a la cabeza del montaraz, saliendo de entre la bruma por sorpresa. El enano era para mi acompañante.

De entre la bruma aparece una elfa con una cimitarra en la mano blandiendola ante mi, y aunque tengo el brazo herido consigo eludir sus golpes. Entre el ruido del golpe de las espadas oigo a Gmork acercandose a mi a gran velocidad pero algo se interpone en su camino, es...¿otro elfo?.

*Porque nos estaran atacando, que habra hecho otra vez Gmork*

Segun estaban sucediendo los hechos, parece que iba a tener que hacer algo por mi parte en esta "batalla". Busco en mi mente algun hechizo poderoso pero poco dañino. Me viene a la mente uno que usa la luz.

Me concentro, y lanzo el hechizo. Un gran resplandor de luz baña la zona pero, antes de que alcance a Huindur y Eleneär, les lanzo un hechizo protector en los ojos.

- ¡Ahora chicos!

De repente con una agilidad increible una elfa sale del bosque y comienza a atacar a Durbat, intento acercarme a el todo lo rapido que mis piernas me dejan cuando algo se pone delante mia con un salto.

- Que demonios...- digo al ver a un elfo, aunque distinto a los demas que he visto.

Con mi hacha en la mano comienzo a atacar a mi oponente y consigo ponerme espalda con espalda con el montaraz. Asi tenmos vigilados todos los francos.

Entonces un haz de luz blanca ilumina el claro dejandonos ciegos y dando golpes sin saber donde los estabamos dando.

- Mierda, tienen un mago. Presta atencion a tu oido, los ojos ahora no nos sirve.

El oído no le servirá, somos silenciosos. Aprovecho el haz de luz para golpearle en las piernas al montaraz, haciéndole caer al suelo. Es en ese momento en que aprovecho para ponerle la cimitarra al cuello.

-cenl Meldonya

off: te tengo, amigo mío.

Un haz de luz inunda el claro y es el momento oportuno para hacer que el enano se rinda. Pero nose como lo consigue hacer y su hacha va a gran velocidad de un lado hcia otro por lo que no consigo abatirle, tambien su pequeña estatura juega con ventaja. De repente uno de esos movimientos de su hacha da en mi cimitarra quitandomela de las manos y cayendo unos metros mas alla. Cuando voy a sacar mi daga me da con el mango del hacha en las costillas tirandome al suelo de rodillas.

A mi espalda Durbat ha caido, asi que empiezo a mover mi hacha con velocidad hacia todos los lados hastq que consigo quitarle su arma a mi oponente. Entonces con el mango de mi arma le doy un golpe en las costillas dejandole sin respiracion y haciendole caer.

- Elfos, quitar este hechizo y luchar como los guerreros que sois.- digo mientras me doy la vuelta buscando a Durbat.

Oigo perfectamente las palabras del enano, y elimino el hechizo de luz y me aplico uno a mi mismo de invisivilidad. He de mantener todo mi poder aun oculto.

"Espero que no nos hayamos equivocado con ellos"- pienso, mientras miro hacia los elfos.

De repente el hechizo de luz se desvanece y miro delante mia a la elfa que ha puesto su cuchillo en el cuello de Durbat que esta girado mirando hacia mi.

- ¿Quienes sois y que quereis de nosotros?- digo con el hacha en alto calibrando la situacion.

Recibo un golpe en las piernas que me ahce caer al suelo y un cuchillo se pone en mi garganta. Poco despues la luz intensa desaparece y veo a Gmork ante mi. Con un pequeño guiño de mi ojo el comienza a hablar con la elfa. Y con movimientos lentos, hago que mi puñal retractil de mi mano se clave en la pierna de la elfa dejandome suelto de nuevo.

- ¿Alguna idea de como seguir?- pregunto a Gmork cuando los dos elfos vuelven a rodearnos.

Maldigo al notar un dolor punzante en mi pierna. Empezaba a pensar que quizá no hubiera sido una idea tan buena. Ibamos a necesitar varios dias para curarnos después de la pelea.

Me separo unos pasos del montaraz y vuelvo a levantar mi cimitarra, apoyando el peso en la pierna que no tenía herida. Doy unos pasos de nuevo hacia adelante golpeándole en el costado con el arma. Si queríamos vencer este " entrenamiento prueba" tendríamos que separarlos. Y yo esperaba que Huindur lo supiera, y empezara a atacar al enano por su parte.

Cuando consigo recuperarme del golpe del enano vuelvo a coger mi cimitarra y me acerco al enano. Con movimientos que me enseñaron los elfos oscuros cuando era pequeño consigo separarle del montaraz un par de metros. Alli continuamos nuestra pequeña batalla.

El enano es buen luchador, pero yo soy mas agil. Con una patada barro sus pies y cae al suelo soltando el hacha.

- No ha estado mal enano.-digo poniendole la espada en el pecho.

La elfa viene hacia a mi de nuevo y en ese mismo instante Gmork desaparece y ya no se encuentra detras mia, aunque todavia le oigo luchar.

Comienzo a defenderme de los golpes de la elfa y en un instante de distraccion de ella consigo quitarla una de sus cimitarras. Y justo depues oigo la voz del elfo y al mirar un segundo hacia atras veo a Gmork en el suelo. Sigo atacando a la elfa con furia.

"Mierda" pienso al tiempo que uno de sus golpes iba hacia mi cuello. Me agacho para esquivarlo y moverme hasta situarme detrás del hombre y le doy una patada en la espalda, tirándole al suelo de bruces. Es cuando saco una de mis dagas, me inclino sobre el montaraz para inmovilizarlo con el peso de mi cuerpo, y se la coloco en el cuello.

-Se acabó.

Creo que ya va siendo hora de intervenir, o se haran más daño del necesario. Salgo de entre la espesura del bosque, eliminando mi invisibilidad.

- ¡Basta! Eleneär, Hundur, dejadlos. Ya hemos probado como son en combate y como se compenetran. Y lo hacen muy bien, a mi opinión.

Veo las caras de enfado y odio del montaraz y el enano.

- Tranquilos, esto tiene una explicación. Aunque quizas tú, montaraz, quieras intentar enfrentarte a un jóven espadachin. O quiza no seas tan bueno como aparentas.

No se si es buena idea provocarle, pero quiero ver lo que es capaz de hacer ante magia de verdad.

En el momento exacto que cae Durbat tambien aparece entre la espesura el mago que antes nos hemos encontrado en el rio. Nose porque nos han atacado y cuando oigo las explicaciones del mago, me quedo atonito.

- ¿Que? No entiendo nada, casi nos matais y era ¿para probarnos?. Durbat no entres en sus provocaciones.- digo todavia desde el suelo, aunque ya sin la espada sobre mi pecho.

Estoy cansado, herido y sobretodo humillado por que una elfa me ha vencido. Caundo aparece el mago nuestros enemigos quitan las espadas que nos impedian movernos.

- No voy a entrar en tu juego mago. Dinos por que nos has atacado sin razon aparente.- digo acercandome a Gmork que se levanta y se pone a mi lado mirando mi hombro herido, y me agacho para que lo examine.

Tras las indicaciones del mago quito la espada del pecho del enano y aunque le tiendo la mano para ayudarle a levantarse, la rechaza y se levanta el solo. Me coloco al lado de Eleneär. Lo dificl viene ahora explicarles el porque de neustro ataque.

- ¿Estas bien?- le pregunto a Eleneär preocupado al ver su pierna sangrar. Creo que deberiamos mirarnos las heridas antes y dar las explicaciones despues.

La herida. Cierto, tenía una, pero con la adrenalina y el frenesí de nuestro "juego", se me había olvidado. Bajo la mirada y vuelvo a levantarla para centrarla en el drow.

-Tranquilo-le susurro-- estaré bien.-paso la mano por su brazo, más tranquila al no ver ninguna herida sangrante en el elfo.--Huindur tiene razón, deberíamos descansar y curar las heridas antes de que se infecten.

Apoyo mi peso en mi acompañante, para evitar tener que hacerlo sobre mi pierna. Miro mordiéndome el labio al montaraz.

-Siento lo de tu hombro. Intenté no darte en nada importante. Con una buena sanación, no debería tener consecuencias sobre tu movimiento de brazo. ¿Estás bien?

Me adelanto a las palabras de Durbat y antes de que consiga hablar, le saco la flecha de un tiron haciendole gritar y que asi no pueda contestar a la elfa. Rompo un trozo de la tela de mi camisa y se lo ato alrededor de su hombro magullado impidiendo que salga mas sangre.

- ¿Ahora te importa su herida?, quiero las explicaciones ahora. Esta claro que aqui pasa algo importante y no nos iremos de aqui sin saberlo.- digo gritando.

Durbat me coge del hombro para que me tranquilize.

Suspiro cansada.

-Nunca fué mi intención herirle nada vital. ¿Enserio crees, enano, que si hubiese querido matarle, no habria apuntado al otro lado? El corazón se encuentra a la izquierda. Un poco más centrada y le habría atravesado la garganta, asfixiándole. Un poco más arriba y habría atravesado su cabeza entre ojo y ojo-había avanzado unos pasos cojeando para golpearle al enano entre los ojos con el dedo para enfatizar mis palabras-Un poco más abajo y le habría perforado un pulmón. En cuanto a Huindur.. tampoco habría tenido muchos problemas para acertarte en la cabeza, enano. Sois unos descuidados, y que no os hayamos matado os debería bastar. Y ahora, por favor, ¿podemos sentarnos y sanar las heridas, antes de seguir con esto?-la pérdida de sangre empezaba a dejarme algo mareada.