una mañana intensa

Tras levantarme en una de las amplias habitaciones de los elfos, me dirijo hacia la habitación de mi protegido. Llamo a la puerta y espero una respuesta. Cuando se abre la puerta entro en la habitacion.

- Vamos preparate, hagamos un poco de accion esta mañana.- digo dandome la vuelta y saliendo de la habitacion-Te espero en el rio en veinte minutos...no lleges tarde.

Salgo de la habitación y voy caminando hacia el rio. Al llegar alli me siento en una pequeña roca esperando a que llegue Durbat. Entonces se oye un ruido a mis espaldas y de un salto me levanto, y saco mi hacha del cinto. Me pongo en actitud de defensa cuando de la nada aparece una persona vestida de blanco.

- ¿Quien eres tu?-digo con mi hacha en alto.

Me dispongo a dar un paseo por Rivendel, como todas las mañanas desde hacia tiempo, ya que era mi residencia temporal. El rey de los elfos habia sido muy amable conmigo y me habia dado permiso para acceder a todos los lugares de este maravilloso lugar, donde los elfos habitaban desde hacia siglos y no se habia alterado la naturaleza del lugar.

Cuando llego a uno de los viejos puentes que conectan distintas areas de la ciudad, veo a un pequeño ser sentado en una piedrecita. Al acercarme más veo que es un enano.

- ¿Y por qué iba a decirle yo quien soy, señor enano? Mejor digame usted quien es, ya que no es muy usual ver a gente como usted, no se ofenda, por Rivendel. Todos sabemos lo bien que se llevan vuestras razas.

La persona que aparece tras de mi no responde a mi pregunta, no sabe que eso no puede hacerse a un enano.

- ¿Crees que eres digno de mi respuesta?, además yo he preguntado primero y es de mala educacion no contestar.-digo con mi hacha en alto.

El enano tan alegre como siempre, me replica a mi contestación.

- Tiene razon, señor enano. Solo queria probar si era cierto su caracter. Sé muy bien quien eres Gmork. Mi nombre es Istar, y me encuentro aquí de paso. Recorro el mundo en busca de conocimientos y completar mis estudios. ¿Cual es el motivo de su estancia aqui, señor enano?

- ¿Como sabe mi nombre? ¿ Y cual es mi humor?. Enfin.-digo sentandome de nuevo- Estoy aqui acompañando a mi protegido, un joven montaraz. Que por cierto se esta retrasando...-digo mirando a mi alrededor.

- Le responderé eso en otro momento, Gmork. En cuanto a su humor, creo que es natural de su raza - digo bormeando. - Pues su protegido deberia hacerle más caso, aunque tratándose de un montaraz que siempre va por libre dudo mucho que alguna vez le haya hecho caso.

Me siento en un banco que está en frente del enano.

- Una pregunta. ¿Cree que podria ver a su protegido? Tengo curiosidad por ver un montaraz. No son muy comunes en estos dias.

Nose porque pero me da la impresion de que este hombre sabe mas de lo que dice.

- Ya vera, no es que no me fie de uste, pero ya sabe los tiempos que corren.-digo mirandole directamente a los ojos.-¿Usted que ha recorrido mundo nunca ha visto un Montaraz?. Y espero por el bien de el que ese joven me haga caso.

No llego a fiarme del todo de el, mi instinto me dice algo pero nose el que.

*Estoy seguro que sabe algo más, espero que Durbat tarde en llegar y este hombre ya se haya ido...* pienso

- Normalmente los montaraces suelen disfrazasrse de humanos para pasar desapercibidos. Ya sabe usted que no son muy bien visto, ya que muchos son asesinos o bandidos. Y hace mucho que no tengo trato con ninguno y seguro que este protegido suyo puede darme datos sobre su gente y ayudarme con mi búsqueda. Y no se preocupe, entiendo que no se fie de mi, Gmork. Pero le aseguro que quizas podamos ayudarnos...siempre viene bien la ayuda de un mago, ¿no le parece?

Espero la cara que pondrá en cuanto oiga que soy un mago.

- ¿Que? ¿Porque no lo dijo anntes? Arggg simpre sois tan misteriosos, eso es lo que odio de los magos.-digo enfurruñado-Entonces creo que no habra ningun problema en presentarle, si se digna a venir.

Digo aunque estoy seguro de que esconde algo.

*Magos, siempre escondiendo cosas*

De repente se oyen pasos y aprece Durbat.

- Llegas tarde.-digo enfadado y cruzando mis pequeños brazos.- Este es Istar, el es Durbat.

-buenos dias, perdon por mi retraso, ayer bebi mas de la cuenta y me encontraba algo indispuesto- (digo riendome)

En ese momento me percato del intruso que estaba con mi amigo, parecia un mago, y los magos no me dan buena espina, siempre tan misteriosos y liantes como si solos.

-Puedo saber quien es usted caballero...

Miro al montaraz que acaba de llegar. Tiene un aire algo oscuro, pero espero que no sea lo que aparenta.

- ¿Yo? Simplemente soy un viajante que busca conocimientos allá por donde va. Digame buen señor, ¿que hace alguien como usted aqui, en Rivendel? Y tengo otra pregunta, ¿que hace usted aqui, Gmork?

El dichoso mago vuelve a hacer la preguntita de que hago aqui.

- ¿Yo?,es de mala educacion preguntar tanto a un enano. ¿ Nunca te lo habian dicho?-digo enfadado- Durbat, despidete de nuestro "amigo" y vamonos que tenemos cosas que hacer.

Comienzo a andar a la velocidad que me dejan mis piernecillas.

Me rio ante las palabras que me dice el enano.

- Disculpame Gmork. No era mi intención ofenderle, solo queria conocer detalles sobre su estancia aqui. Como ya la he dicho, quiero recoger toda la información posible para completar mis estudios. Ahora he de atender algunos asuntos, pero me gustaria que me acompañara usted, señor enano, a dar un paso por Rivendel. Me gustaria conocer más cosas sobre su gente. ¿Aceptará mi invitación?

Me giro para contestar al mago. Tal vez si nos vemos alguna vez mas me cuente el resto de cosas que hoy no ha querido contarme. Como porque me conoce.

- Esta bien, pero sera en otra osacion mago. Yo tambien tengo cosas que hacer.

- Yo también tengo asuntos que atender. Durbat, Gmork - hago una reverencia para despedirme - ha sido un placer conoceros. Luego le buscare, señor enano. Que pasen un buen dia.

Y, tras esto, me dirijo hacia el palacio del rey de Rivendel para seguir con mis investigaciones.

Tras la despedida del mago comienzo a seguir a mi compañero, se que estara enfadado como siempre, asi que debere ir con cuidado en lo que digo.

- ¿Que vamos a hacer hoy?-digo poniendome a su lado.

Entonnces se queda mirandome y suspira.

Suspiro fuertemente cuando oigo la pregunta de Durbat.

- Sinceramente no lo se, has llegado tarde para ir hasta donde tenia pensado ir. Asi que tendremos que conformarnos con quedarnos por aqui, la proxima vez se mas puntual.-digo sin dejar de caminar-Salgamos un rato fuera de este sitio, estoy cansado de ver tanto elfo.

Entonces nos encaminamos a las fueras de la ciudad elfica.

Voy siguiendo a Gmork se que intenta enfadarse conmigo pero no puedo hacerlo, aunque sea un gruñon tiene un corazon demasiado grande para su tamaño.

- Lo siento, lo proxima vez vendre antes, lo juro.- digo levantando la mano y sonriendo.

El tambien comienza a reirse me conoce demasiado bien y sabe que volvere a hacerlo. Seguimos hacia las afueras de la ciudad y llegamos a un pequeño bosque que rodea la cuidad elfica.

- ¿Y ahora q hacemos aqui?- pregunto.

Llegamos a un pequeño claro del bosque.

- Pues nose, saca tu espada y practiquemos un poco, o mejor probemos quien tiene una mejor punteria. Ya que has fastidiado la diversion.-digo con tono ironico meintras saco mi ballesta.

Me acerco a un arbol y con una daga dibujo un circulo. Vuelvo a donde me encontraba antes, haciendo una linea en el suelo.


- Empiezo yo, porque para eso soy el mayor..-digo.

Me coloco tras la linea y comienzo a apuntar con la ballesta, lanzo la flecha y doy dentro de circulo.

-Ja-digo orgulloso.

Me rio al ver a Gmork subido a una roca para poder realizar su dibujo de la diana. Lanza la flecha orgulloso al a ver acertado, me coloco detras de la raya.

- Mira y aprende Gmork, porque solo voy a enseñartelo una vez, asi es como se usa el arco.- digo mientras lanzo una flecha que da en el medio exacto del cirulo.- Quien rie ahora.

- Argg, quien rie el ultimo rie mejor.- digo.

Cuando me coloco de nuevo tras la linea dispuesto a disparar, lanzo la flecha la cual se clava justo sobre la suya.

- Te lo adverti Durbat, espera y no te precipites demasiado.- digo dandole con mi codo a la altura de la cintura.

Llegamos a los alrededores de donde se encuentran los dos individuos que buscabamos, se encuentran practicando el tiro con arco.

* Seguro que cualquier elfo les ganaria* pienso mirandoles.

- Oye tengo una idea- digo acercandome a mis compañeros-Vosotros quereis saber si el esta preparado ¿no? ¿porque no lo comprobamos?

Les miro y veo sus caras de extrañeza.

- Quiero decir que podriamos hacerles una pequeña emboscada y comproba como salen de esta.

-Pues esperemos que sea tan bueno como creemos-suspiro--no nos sobran los montaraces. Pero confiemos en él. Atacaremos, pero por si acaso, que NADIE-remarco esa palabra-le dispare a órganos vitales. No veo ninguna sanadora por aquí en caso de que nos vaya la mano.-Saco mi arco y coloco en él una flecha-prepararos. A mi señal atacad.

La idea del elfo es buena.

- Si no os importa, empezaré yo.

Me acerco hacia donde se encuentran el montaraz y el enano y empiezo a usar la magia por la que soy conocido, y que muy pocas veces uso. El bosque empieza a cubrirse de una densa niebla, que empieza a bañar también a las dos fugruras a las que seguiamos.

- Os toca a vosotros, elfos. A ver como lo haceis.