llegada a la Torre de Hechicería

- Hola Artemis. Mi nombre es Istar, y soy el señor de los magos. Estás en Isengard, en la Torre de Hechicería. Eras esclavo de una maldición, lanzada hace tiempo por Wiedzmi Dür, señor de los elfos oscuros. Imagino que habrás perdido la memoria de todas las cosas que has hecho mientras estabas afectado por la maldición, pero conozco a alguien que puede ayudarte.- digo, y salgo de la sala en busca de esa persona.

Un rato después vuelvo a entrar a la enfermería, acompañado de Huindur.

- ¿Le recuerdas a él?

El mago se presenta y me dice que lo que me ha sucedido es que me han hechado una maldicion, por eso no recuerdo nada desde hace un par de años. El mago desaparece y al rato viene seguido de Huindur.

- ¿Huindur?. Me alegro de volver a verete amigo.- digo acercandome a el y dandole un abrazo.- Si es cierto lo que el mago me ha contado, siento si os he hecho algo a vosotros y mas si os he causado daño.- digo arrepentido.

Al entrar a la enfermeria veo a Artemis rodeado por el resto de mis compañeros, que tiene los ojos azules de nuevo. Al verme sonrie y se acerca a darme un abrazo.

- Artemis tranquilo. Lo que has hecho no es culpa tuya sino de mi padre y juro que no dejare que te haga nada. Ya te deje abandonado una vez en aquel castillo y no volvere hacerlo. Ni tu ni ninguno de nosotros, no puedo dejar que os pase nada. Istar, creo que debo pedirte un favor. Creo que Artemis deberia de venir con nosotros y asi correra menos peligro, ya que mi padre le estara buscando.- monologueo^^.

Escucho lo que le dice Huindur a Artemis. Luego se dirige a mi, preguntándome si puede venir con nosotros. Dudo un momento, luego le contesto:

- La verdad, no creo que sea mala idea. Ahora que está libre de la maldición podría ayudarnos. Y no podemos dejar que vuelva con tu padre, pues seguramente notará que su hechizo ya no existe y seguramente lo matará. Asi que...bienvenido Artemis. Espero que podamos confiar en tí. Kea, sánale la herida, que se le ha vuelto a abrir - le digo con voz cariñosa a la sacerdotisa.

-Claro, pero necesitaría algo de intimidad.-me sonrojo al ver tanta gente a mi alrededor-y que se tumbe en la cama.

Cojo el báculo mientras todos van abandonando la habitación. El humano se tumba y cierra los ojos.

-Relájate, será un momento y prometo que no sentirás nada.

Me arrodillo a su lado, el báculo empieza a brillar, recogiendo la energía mágica necesaria para la sanación. Extiendo mi mano sobre la herida del jóven y murmuro unas palabras, tan bajo que le es imposible descifrar.

La luz empieza a cubrir el cuerpo del humano, centrándose en la herida que empieza a sanar y a regenerar los tejidos. Unos segundos después no había rastro de la herida.

-Listo.-le sonrío y le ayudo a levantarse. - No deberías tener más problemas con ésta.

El discurso de Huindur me hace relfexionar y yo creo que tambien ebo ir con ellos, ya que mi vida corre peligro ahora que he traicionado al señor de los elfos oscuros. Salen de la habitacion todos, menos la sacerdotisa que va a curarme la herida que alguien me ha producido y se me ha vuelto a abrir. Me tumbo en la camilla dejando que la sacerdotisa haga su trabajo. Cierro los ojos y me pongo a pensar en todas las almas inocentes con las que habre acabado.

La sacerdotisa termina su trabajo y me ayuda a levantarme con una sonrisa.


- Gracias Kea.- digo vistiendome de nuevo.

Salimos al pasillo donde se encuentra el resto del grupo y miro a todos con una sonrisa, aunque no todos me la devuelve. El enano me mira enfadado, por algo que supongo que le habre hecho en algun momento. Me giro a Istar y le pregunto:

- Si puedo, me gustaria acompañaros. ¿pero a donde exactamente?

Oigo al mago hablar de nuestro viaje.

- El montaraz y yo vamos. Los enanos nunca nos echamos atras y siemrpe seguimos nuestro primer impulso. Aunque juraria que no siempre es bueno- digo ironicamente- ¿El resto?

Es mi turno, ahora me toca a mi hablar.

- Yo no ire con vosotros, no de momento.- digo mirando a Eleneär.- Es la unica manera que se me ocurre para no poneros en peligro, cuando tengais algo con lo que poder quitarme esto o yo me lo haya quitado os encontrare lo juro.- digo con tristeza.

Me acerco a Eleneär y la alejo del grupo, cogidos de la mano.

- Te quiero y espero que entiendas lo que tengo que hacer. Cuida de los demas.- la beso con pasion en los labios y la abrazo con fuerza.

Me doy la vuelta y me despido del rsto. Comienzo mi viaje en solitario de nuevo solos mi fiel pantera y yo, cuando de repente alguien se acerca corriendo hacia mi.

Cuando veo a Huindur partir de nuevo, me giro al mago y a la elfa.

- Yo ire con el y juro princesa que no dejare que le pase nada. Ahora que vuelvo a ser yo cuidare de el y volveremos con vosotros cuando sea necesario.- ambos asienten, aunque la elfa tiene lagrimas en los ojos.

Salgo de alli corriendo a gran velocidad antes de que Huindur coja distancia y consiga irse sin mi. Unos metros despues le alcanzo, habia salido de la torre y caminaba por uno de los caminos de alrededor.

- No pensarias que ibas a irte sin mi, ¿no?- digo fatigado por la carrera y con una sonrisa. Me acerco mas a el.- ¿Hacia donde vamos a ir? yo habia pensador ir a algun poblado humano cercano y asi que puedas contarme todo- sonrio y comenamos a andar en nuestra nueva aventura hacia a algun lado.

Me acerco a Eleneär y veo como mira con tristeza a Huindur. Le pongo mi mano sobre su hombro, para tranquilizarla.

- Mi señora, he servido a su familia desde que recuerdo ser un mago, y ustedo y yo hemos viajado juntos en muchas ocasiones. Ambos sabemos las sorpresas que nos depara la vida y el destino y estoy convencido de que volveremos a verles antes de lo que cree.

Oigo sin terminar de creerme las palabras del elfo.

-¿Me abandonas?

Trato de contener las lágrimas, sabiendo que es lo más lógico, pero no lo que yo quiero. Lo abrazo con fuerza mientras los demás nos miran, y luego me besa.

" Tye méla"
(Off:te quiero)

Ya se iban a ir cuando recordé algo que mi madre hizo con mi padre muchos años atrás. Cojo el brazo de Huindur reteniéndolo unos segundos mientras me quito el colgante, y se lo coloco en la palma de la mano susurrándole unas palabras "Dárselo a quien quiero es mi privilegio. Como mi corazón. Vuelve a mí cuando acabes, y devuélvemelo". Acaricio la cabeza de la felina y luego les dejo marchar.

Namarië meleth, nai Eru varyuva le
(Off:adios amor, que Eru te cuide)

Me giro incapaz de contener las lágrimas mientras mis compañeros intentan animarme. El mago viene y me coloca la mano en el hombro dándome palabras de aliento, pero ni siquiera las escucho. Me limpio las lágrimas y le miro cambiando de tema, dejando claro que prefiero no seguir con este.

-Necesitamos caballos ¿dónde podemos conseguirlos?

(OFF; diooos tuve que poner lo del colgante, era superior a mi xDDDDDDDD)

Veo la escena que ocurre a nuestro alrededor con interes y asombro. Me acerco a Eleneär.

- Princesa, se como se siente. Pero tranquila el volvera con nosotros.- digo mirando a la elfa.- ¿Caballos? ¿deberas tenemos que montarnos en esas bestias?- digo mirando al resto.

No pensé que Gmork fuera a comportarse así, pero me alegra saber que las hostilidades con los elfos van cediendo. Me giro y le miro.

-Iremos más rápido, y las tierras que vamos a cruzar no son todo paz. Cuanto menos tardemos en llegar a Rohan mejor. Pero si te dan miedo las alturas, podremos buscarte un poney Gmork-sonrío dando a entender que es una broma y le apoyo la mano en el hombro.-Y no me llames princesa, somos compañeros de viaje. Con un Eleneär será suficiente.

Me siento ajena en el grupo. Todos parecen conocerse, tener una misión en común, mientras que yo soy una acompañante. Al preguntar por caballos, recuerdo los que mantenemos en el establo.

-Es posible que no sean los mejores caballos, pero en el establo tenemos una decena de ellos. Podríamos cogerlos.

Todos me miran al oirme y yo me encojo de hombros.

-Aunque es solo una sugerencia. Cerca de aquí hay un pueblo donde también podríamos comprarlos.

Me siento fatal cuando me doy cuenta que hay algo que deberia haber hecho hace ya rato.

- Mi señora - digo, dirigiendome a Kea - perdonad a este mago mal educado por no haberos presentado como es debido. Kea, estos son Eleneär, princesa de Rivendel, Gmork y Durbat. Amigos mios, ella es Kea, la mejor sacerdotisa de toda la Torre. Nos acompañará en nuestro largo viaje.
Una vez hechas las presentaciones, me viene a la idea un medio de transporte mejor.

- Eleneär, ¿y si usaramos algo que viajase más rápido que los caballos? Algo que fuese casi tan rápido como el viento, estaba pensando - digo, esperando a que la elfa sepa a que me refiero.

-Sacerdotisa..-inclino la cabeza a modo de saludo.

Me giro hacia el mago oyendo su nueva propuesta.

-Podría ser eficaz, pero, ¿cómo las conseguimos?

- No te preocupes por eso. Déjamelo a mi. Eso si, alejaos un poco. Necesito espacio.

Cierro los ojos para concentrarme. Cuando todo está en silencio empiezo a entonar una antigua canción, un antigo cántico. Mis compañeros no tardan en darse cuenta de que es una invocación.

Al acabar el cántigo se oye un gran sonido proveniente del cielo. Al mirar arriba, sonrio satisfecho.

Tres águilas gigantes descienden desde el cielo y, tras ellas, una más grande todavia. Todas aterrizan en la explanada que rodea la Torre. Me acerco a la más grande y, tras hacerle una reverencia, acaricio su pico y plumaje.

- Amigos, os presento a las Grandes Aguilas. Este es Gwaihir, el señor de la Aguilas. Y han accedido a ayudarnos en nuestro viaje. ¿Que os parece?

No era la primera vez que veía a las águilas, no obstante su visión era sobrecojedora. Me acerco a una de las águilas, cuando baja la cabeza, acerco mi mano para posarla sobre la misma.

-Son fieles y rápidas. Y en vuelo pocos animales las ganan. Tendremos un viaje rápido y seguro-digo sonriendo.-¿Crees que podrás aguantarlo, enano?-le reto bromeando.

Levanto la mirada al cielo para ver aparecer 3 águilas de tamaño descomunal. Nunca antes había visto una. Doy unos pasos hacia atrás, conteniendo el impulso de ir a coger la mano de Istar. En su lugar agarro con fuerza el báculo.

Al llegar a tierra, el mago nos las presenta y se acerca a una de ellas.

-¿Seguro que no nos atacarán?-el mago niega con la cabeza mientras la elfa me sonríe tranquilizadoramente-Igualmente, solo hay 3, y nosotros somos 5.

- Claro que no nos atacaran, Kea. Estas águilas son seres magníficos y son muy buenas amigas mias. Ya han ayudado a mis antepasados anteriormente, y ahora necesitamos una forma rápida de llegar a Rohan.

Me acerco a Kea y sin que nadie lo note, acaricio su mano.

- En cuanto a que somos cinco, no hay problema. Tu vendrás conmigo - le digo, sonriendo.

Veo aparecer a las aguilas, las mas grandes que habia visto jamas.

- Yo...no voy a montar en esas cosas yo solo. Los enanos no estamos acostumbrados a levantar los pies del suelo, prefiero ir andando o en su defecto voy con Durbat. Y elfa no te rias de mi.- digo mirando a la elfa que se rie.

Me rio ante las palabras de Gmork.

- Esta bien Gmork, tranquilo son animales muy nobles.- digo acercandome a una de las aguilas y acariciandola el cuello- ¿Ves no pasa nada?

- Esta bien, Gmork. Puedes ir en el mismo águila que Durbat. No hay ningún problema, ¿verdad? - digo, dirigiendome al señor de las águilas, que me responde moviendo la cabeza, asintiendo.

Vuelvo hacia mis compañeros.

- Está bien. Preparad todas vuestras cosas, en cuanto estemos listos saldremos.

-Genial, dejad sola a la princesa.-sonrío mientras aseguro mi espada a la cintura y el arco y el carcaj a la espalda.

Acaricio la cabeza del águila nuevamente, y ella, dócilmente, se agacha para dejarme montar sobre ella. Acomodo las rodillas en el hueco de las alas y me acarro a un penacho de plumas del cuello.

-Pues me llevo el mejor animal.-por respuesta, el águila deja escapar un sonido.

Una vez acomodada espero pacientemente a que sean capaces de montar al enano y al resto del grupo.

-También podríamos conseguirte un pollo si lo prefieres Gmork. No queremos que viajes incómodo-río. Resultaba tan divertido enfadar al enano.