llegada a la Torre de Hechicería

Por fin hemos conseguido llegar. Y, hasta que tengamos que partir de nuevo, estaremos a salvo.

- Es un oplacer para mi daros la bienvenida a la Torre de Hechiceria de Isengard, sede de toda la magia blanca del mundo y lugar de amplios conocimientos. Estos hombres os conduciran a vuestras habitaciones, pues ya sabian de nuestra llegada.

Al entrar por la puerta principal, todos se inclinan ante mi y les correspondo con un cálido saludo. Me acerco a uno de ellos y le digo:

- Avisad a Kea, que se reuna con nosotros en el salón principal.

Me dirijo hacia mis amigos.

- He de atender algunos asuntos. Por favor, estais en vuestra casa. Comed algo y poneos cómodos. En cuanto acabe me reuniré con vosotros en el salón principal.

Tras despedirme de ellos, me dirijo hacia mi despacho.

Dejo que un aprendiz nos lleve hasta una habitación con una cama lo suficientemente ancha para Huindur y para mí. Una vez solos me siento en la cama y le indico que se siente a mi lado.

-¿Vas a contarme lo que ha pasado con tu padre?

Sigo al aprendiz y a Eleneär de cerca hasta nuestra habitacion, Gmork y Durbat habian salido por pasillos distintos hasta sus aposentos. Al llegar al nuestro nos sentamos en la cama.

- Nada. Solo paso lo que os conte alli en el bosque.- digo pensando la manera de conseguir contarselo a mis compañeros sin dejar de cumplir las ordenes de mi padre puesto que no puedo.- ¡Maldicion!- es la unica manera que se me ocurre, ahora solo falta que me entienda.

Arqueo las cejas.

-Oye tu no estás...-le miro fijamente y sonrío-..maldito. Pero claro, no te refieres a eso ¿verdad? ¿Una orden quizá?¿Te ha "maldito" para que no digas nada?-el elfo asiente en silencio-¿Hay alguna forma de quitarlo? Estamos en una torre de magia rodeados de magos, incluso tenemos al mejor. Algo se podrá hacer...-murmuro mordiéndome el labio pensativa

Sonrio al oir a la elfa como intenta hacer las preguntas para que yo pueda contestarlas sin problemas.

- Nose, tu preguntale a Istar. Pero sin estar yo delante, porque...- me quedo callado unos segundos-Luego tendre que, bueno ya sabes. Tendre que contar lo que pasa.- digo mirandola pensativo.

-Comprendo. No te preocupes, buscaremos la forma de arreglarlo, y utilizarlo en nuestro favor si se puede-le beso en la mejilla y luego me tumbo en la cama-pero ahora está ocupado, asique propongo que descansemos sin temor a que nos ataque nadie..-miro al elfo de reojo-y así evitaré decir nada que pueda usar tu querido papá contra nosotros. Aunque saludale de mi parte.

Río y me pongo los brazos detrás de la nuca, estirando el cuerpo. Por fín algo de tranquilidad.

Sonrio y me tumbo al lado de ella rodeandola con mis brazos.

- Gracias por confiar en mi. Hacia mucho que nadie lo hacia de esa manera.- digo besandola y tumbandome de nuevo cerrando los ojos.

MIENTRAS TANTO

Seguimos al joven aprendiz de mago hasta un largo pasillo, se para ante una puerta y la abrem marchandose del lugar.

- Tiene que ser una broma, solo hay una cama. ¿Tengo que compartir todo contigo?- digo mirando a Durbat que se rie.- Bueno, pues nada yo me pido este lado.- digo mientras salto a un lado de la cama y me quito la armadura y las botas.

Por fin cuando me quito un gran peso de encima me tumbo a descansar un rato.

Tras llegar a la habitacion y ver a Gmork bromear, me tranquilizo. Me quito yo tambien mi armadura y mientras lo estoy haciendo ya se oye roncar al enano. Cuando me deshago de ella, me levanto de alli y salgo a dar una vuelta por la torre. Dando vueltas sin tener un destino fijo, llego hasta un gran balcon. Me siento la balustrada contemplando el horionte y pensando sobre la profecia y mi futuro.

Me giro para mirarle.

-¿Por qué no hacerlo? Me has demostrado que puedo confiar en tí. Además, es bastante probable que no sea objetiva. Te quiero demasiado-añado distraida mientras vuelvo a tumbarme mirando al techo.

No me gustaba que cualquier cosa que pudiera oir tuviera que contarsela a su padre. "Dónde estará el mago cuando se le necesita?" pienso con un suspiro.

La abrazo con mas fuerza al oir sus palabras, la beso en el cuello y voy subiendo poco a poco hasta llegar a su oreja donde la susurro:

-tye-méla.

Off: te quiero.

Comienzo a acariciarla y a besarla con pasion [...] un rato despues nos encontramos abrazados y cansados, intentando dormir tranquilamnete, despues de un dia movidito.

Beso al elfo que ahora yace a mi lado dormido, algo sonrojada por lo que acaba de pasar. Con cuidado para no despertarle, recojo mi ropa del suelo y me visto en silencio. Luego salgo de la habitación para dar un paseo, pues no me podía dormir.
Y parecía no ser la única, pues en el balcón, es a Durbat con quien me encuentro.

-¿Tú tampoco puedes dormir?

Estaba en el balcon cuando aparece Eleneär, y me pregunta que si yo tampoco puedo dormir.

- No, no puedo. Tengo demasiadas cosas en que pensar y todavia no lo he hecho con ninguna. OS voy a seguir hasta el fin del mundo para acabar con algo con lo que yo no tengo la culpa. Y en ese proceso puedo perder la vida o que la pierda Gmork, y no puedo permitirlo. Pero aun asi, aqui estoy.

-Comprendo tus dudas, pero tienes que tener fe.-apoyo la mano en su hombro- Porque no vas a morir. Ninguno de nosotros va a dejar que lo hagas. Daremos la vida antes de que te toquen un solo pelo. ¿No crees que nuestro destino podría ser algo más..corto?-sonrío para quitarle importancia.

No obstante no había dicho nada de la posible muerte del enano que, como los demás, eramos prescindibles en la misión.

-Pero piensa algo, cuando acabemos con esto, podrás elegir entre todas las mujeres del reino, que estarán a tus pies. Podrás tener una casita, niños..quién sabe. Pero primero debemos entrenarte. Convertirte en el mejor, averiguar más cosas sobre la parte sin descifrar de la profecía. Asique no te preocupes.

Me doy la vuelta para marcharme y dejarle solo.

-No pienses demasiado. Intenta descansar.

Luego me vuelvo a marchar hacia mi habitación donde Huindur seguía dormido. Me meto en la cama, cierro los ojos, y me duermo.

Oigo el discurso de la elfa, ellos, todos ellos darian su vida por mi sin conocerme, simplemente por una profecia sin terminar de descifrar. Yo no quiero eso, yo se protegerme solo y mejorare antes de que le pase algo a alguno de mis nuevos compañeros.

Salgo del balcon, con las mismas dudas pero con mas fuerza que antes. Llego a mi habitacion y me tumbo junto a Gmork que sigue roncando como un gran oso. Cierro los ojos e intento conciliar el sueño, esperando que el mago venga a buscarnos rapido.

MIENTRAS TANTO...

Llegamos Artemis y yo a la Torre de Hechiceria. Empiezo a pensar opciones para poder entrar en la Torre sin ser descubiertos. Entonces, se me ocurre algo.

- Escucha, este es el plan. Me convertiré en una maga blanca y entraremos con la escusa de que necesitamos cobijo y que tengo que curarte. Mientras ellos están ocupados contigo, yo cogeré lo que necesitamos. ¿Te parece bien?

Antes de que se de cuenta, me concentro y lanzo un poderoso hechizo, con el que cambio de forma. Cuando se disipa el destello, mi nueva imagen aparece.


Acto seguido, convoco una espada y le atravieso el corazón.

- Lo siento, a lo mejor me he pasado un poco - le digo a Artemis mientras cae al suelo.

- Tu plan parece estar bien y ademas si me encuentro con Huindur puedo hacer pasar por su compañero, puesto que mi señor ha prescindido de mis servicios al volver a tomar el control de mi mente.- ella asiente y un instante despues se convierte en una maga blanca.

Justo despues invoca una espada y me la clava en el pecho, resolviendo mi duda de como hacerme por herido. Me caigo al suelo de rodillas, sangrando por la boca. Me hecho la mano a mi pecho y comienzo a perder el sentido.

Artemis se está desangrando en las puertas de la Torre. Nuestra distracción ha empezado.

Entro corriendo al recibidor de la Torre y grito:

- ¡Ayuda, por favor! ¡Necesito ayuda! ¡Mi amigo se muere!

Me despierto bruscamente tras tener una pesadilla con mi padre, matando a Eleneär. Me levanto de la cama intentando no despertarla, me visto y salgo de la habitacion para tomar un poco el aire.

Voy bajando las escaleras y al llegar a la entrada de la torre, la puerta se abre de golpe entrando al interior de la torre una mujer u un hombre desangrandose. Me acerco rapidamente a ellos para ayudarles, cuando me fijo en el hombre que se esta mueriendo y veo que es mi ex amigo Artemis. Nose que es lo que habra sucedido, pero intento cogerle en brazos para llevarle a la enfermeria por lo que he pasado hace un momento.

- Tranquila señora, vaya a descansar un rato. Yo le llevare a la enfermeria.-digo nervioso y mirandole a la cara y ver como la vida de mi amigo se esta apagando.- Tranquilo Artemis te pondras bien amigo.

Llegamos a la enfermeria en poco tiempo, le pongo encima de una de las camillas de la sala. Sale una sanadora para ver las heridas de Artemis y se pone a trabajar enseguida, yo me quedo al lado de mi migo sujetandole las manos, deseando que se recupere enseguida. Tras horas de angustia y dolor, la sanodora acaba su trabajo y me trae una silla para que me quede esperando al lado de Artemis.

Hago caso a lo que Huindur me dice.

- Gracias señor - digo mientras me retiro de todo el gentio que acude a curar a Artemis.

Cuando estoy lo bastante separada y a salvo, voy buscando información por todos lados: despachos, boblioteca, aulas,... Hasta que encuentro el despacho del Señor de los Magos, y entro allí.

Era una sala más grande de lo normal, llena de objetos mágicos y otras cosas exóticas. Busco en su mesa y cajones algo que me pueda servir, cuando encuentro varios informes sobre grupos de orcos que recientemente se han levantado y han empezado a moverse. Y también que han visto movimiento en Mordor...

"No puedo dejar que lo descubran...aun no" - pienso y me guardo esos archivos.

Salgo del despacho y busco en otros lugares por si encuentro algo más.

Tras nublarse mi vista y caer rendido al suelo, pasan varias horas hasta que vuelvo a abrir los ojos. A mi lado se encuentra sentado Huindur cogiendo mi mano con fuerza. Entonces una pequeña parte de mi mente recuerda todos los momentos que pasamos juntos.

Con un movimiento suave y lento de mi mano, hago que Huindur se despierte y se enderece en su silla.

- Siento, lo del otro dia.-consigo decir casi sin voz y cuando intento contarle lo que ha sucedido, me pone la mano en el hombro y me dice que deberia de descansar.

Asiento y vuelvo a cerrar los ojos de nuevo, necesito tomar fuerzas.

Sigo buscando entre las salas, pero sin exito. cuando voy a darme por vencida, de repente siento algo de gran poder que viene de esa habitación. Al abrir la puerta me encuentro con una sala llena de armas, armaduras y otros obejos mágicos de batalla.

"Esta debe de ser el Salón de Armas" - pienso y, de repente, siento ese enorme poder.

Viene de una caja con un resplandor azul. al abrorlo veo tres piedras preciosas de color azul. Al tocarlas, siento como un enorme poder se apodera de mi y entra en mi interior. Sin pensarlo tomo mi verdadera forma y materializo mi bastón. Sin yo entenderlo, las gemas azules encajan en la perfección en los agujeros que tiene el extremo del bastón, que es como una calavera, que son los ojos y la boca. Tras encajar, se produce un gran resplandor.

Cuando puedo ver de nuevo, veo que mi atuendo ha cambiado y me siento mucho más poderosa.

- Creo que nuestra misión aqui ha acabado - digo, y me desvanezco fuera de la Torre, esperando a que Artemis salga y se reuna conmigo pronto para contarle las novedades.

Me quedo dormido, cogiendo todavia la mano de Artemis y apoyando mi cabeza en su hombro. Cuando comienza a despertarse y a mover la mano, me sobresalto y sonrio al ver que esta mejorandose poco a poco.

- Tranquilo Artemis, no te fuerces. Tu no tenias la culpa de lo que hacias, ahora descansa. Yo estoy aqui.

Me despierto de nuevo cuando el alba despunta por la ventana con una clara luz. Me levanto con cuidado de la camilla intentando no despertar a Huindur, quitandole la mano que aun me sostenia. Salgo de la habitacion y me dirijo a la puerta de entrada de la torre, donde me encuentro con Alexia.

- Casi muero por tu culpa, espero que eso te haya servido para buscar la informacion necesaria, yo me quedo aqui con ellos para poder seguir con mi mision. Dile a nuestro señor, que sigo con sus ordenes aunque no sea de mi agrado seguir detras de Huindur.- le digo a Alexia, volviendo al interior de la torre y tumbandome de nuevo en la camilla sin despertar a Huindur.

Antes de que vuelva al interior de la Torre, le cojo de la mano.

- Espera, Artemis - le digo y le atraigo hacia mi, dándole un beso en los labios - No queria pasarme tanto pero era lo único que se me ocurria. Ire con Wiedzmi para contarle todo lo que he averiguado, pero volveré por ti, lo prometo.

Le pongo la mano sobre su pecho desnudo vendado, y acto seguido me desvanezco.