Volvemos al principio

Kea y yo llegamos dia y medio despues de la muerte de Durbat de nuevo a la Torre. Alli nos reciben dos magos, que llevan al caballo de Kea a los establos. Les digo que sea tratado de forma especial, pues es un Meara.

Me dirijo a la sacerdotisa dulcemente.

- ¿Por que no te vas a descansar? Yo ire a hablar con el consejo para contarles lo sucedido. Después de la comida nos reuniremos en mi despacho para empezar a trabajar. ¿Te parece bien?

Asiento despacio mientras intento contener un bostezo. Llevábamos toda la noche y el día a lomos del caballo, apenas descansando unos minutos para darle de beber.
Al llegar a la torre, lo primero en que pensaba era descansar, asi que acepto con agrado la propuesta de Istar.

-Necesitaremos la profecía. Entera, la original. Y también todas las traducciones que existan. Si queremos tratar de averiguar algo.Bueno si dejáis que yo intente ayudar a descubrir algo,claro-apuntillo sonrojada-Nos veremos en unas horas.

De nuevo en la torre, mi contacto con el mago, debía eliminarse, por lo que me limito a hacerle una pequeña inclinación de cabeza, para irme luego a mi habitación, dando orden al pasar junto a un novato, de que me despertaran a la hora de comer.

No duermo en toda la noche. Nada más llegar, fui a la sala donde guardamos los manuscritos originales de muchos de los libros de magia que existen en la Tierra Media. Pero aqui también guardamos la Profecia. La extraigo con cuidado de su lugar y, con un hechizo protector, el manuscrito queda protegido por fuerzas arcanas.

De nuevo en mi despacho, toda la mesa ha sido limpiada y ampliada uniendola otras dos mesas. Alli extiendo la Profecia y me pongo a trabajar. Ya era de dia cuando me encontraba revisando viejos libros cuando mandé llamar a Kea.

"La necesito" - pensé.

Demasiado cansada después de todo, enseguida me duermo, teniendo pesadillas con el cuerpo de Durbat, muerto en el suelo. Pero cuando finalmente consigo conciliar un apacible sueño, vienen a llamarme. Pensando que era ya hora de comer, abro los ojos, pero era apenas el alba. Extrañada, salgo a recibir la noticia de que Istar ha pedido verme. Agradezco la información, me cambio de ropa y salgo para dirigirme a su despacho.

Llamo y espero a que me abra. Al entrar veo varias mesas juntas, sobre las que se esparcen un montón de papeles. La cara del mago es ojerosa y cansada. Cierro la puerta y me dirijo hacia él.

-¿No has dormido nada verdad?-el mago niega con la cabeza y yo suspiro-Deberías descansar. Estás agotado.

Kea llega lo más rápido que puede. Me pregunta que si he dormido, a lo que yo le rspondo lo obvio.

- No, no puedo dormir. Ni debo hacerlo. Necesito encontrar una solución a esto. Necesito saber en que me equivoque, porque no entiendo lo que está pasando. He sacado la Profecia de la biblioteca, y ahora hay fragmentos descifrados que antes estaban en blanco. Y no se que significa, pero no voy a descansar hasat que lo averigue.

Corro el pestillo para cerrar la puerta, y tener algo de intimidad.

-Eh, eh para, para.-le tomo la cara con mis manos-Istar, no puedes seguir así. Caerás enfermo. Necesitas descansar. Luego lo verás todo más claro.-le miro a los ojos unos segundos, para comprender de golpeNo estás así solo por la profecía, ¿verdad? ¿Quieres contarme qué pasa?

Me siento sobre sus rodillas esperando su respuesta.

- Yo...yo... - intento hablar pero no consigo decir nada. Entonces empiezo a llorar. - El ha muerto por mi culpa. Yo fui quien interpretó la Profecia, yo fui quien dijo que un montaraz nos salvaría a todos. Pensé que sería Durbat porque, desde el momento en el que lo conocí, sentí que seria especial. Pero he fracasado...y ahora esta muerto - sollozo, enterrando mi cabeza en el pecho de Kea.

"Así que era eso"-pienso

Acaricio la nuca del mago dejando que llore si es lo que necesita, mientras le susurro palabras de consuelo.

-No digas tonterias Istar. Si no lo hubieras salvado, habría muerto con sus padres. No podías protegerlo de todo. No es tu culpa. Interpretaste la profecía con los datos que tenías. Nadie te culpa IStar.-le beso en la cabeza abrazándole-Ojalá pudiera ayudarte a calmar el dolor, a superarlo...

Intento calmarme para que Kea no se preocupe.

- Puedes ayudarme...no iendote de mi lado. Te amo, y se que esto está prohibido. Pero cuando me marché no pasaba un solo dia sin que me acordara de ti o dejara de amarte. Pero necesito solucionar esto. Si se enteran de que traduje mal la Profecia podrian deponerme como Señor de los Magos.

Busco sus labios para besarle, para expresarle así que no tenía intención de moverme de su lado.

-Nadie podría culparte de eso, descifrar una profecía no es fácil. Además es posible que no esté mal traducida. Simplemente incompleta. Quizá el montaraz si fuera importante, pero lo que tenía que hacer ya está hecho. O simplemente nos equivocamos de montaraz. Muchos han tratado de descifrarla, y pocos han logrado entender algo. No pueden culparte de no saber exactamente que dice.

- Solo se que debemos repasarla punto por punto, símbolo por símbolo. Pero esta vez sin dejarnos nada, no quiero cometer dos veces el mismo error. Y espero contar con tu ayuda - digo, acariciando su precioso rostro. - Por cierto, cambiando de tema. ¿Has reconsiderado lo de entrenar el resto de tus habilidades?

-Claro que cuentas con mi ayuda. Te ayudaré en todo lo que pueda. Pero creo que a cambio, querré la tuya para controlar... bueno para controlar esto que me está pasando-agacho la cabeza algo confusa-Supongo que si los dioses me han dado este don, ¿Es para usarlo no? No debe ser malo, sobre todo si lo uso para ayudar a mis compañeros ¿No? Pero he de advertirte, que no creo ser una buena alumna. Es todo demasiado raro y nuevo para mí. Y que quizá tengas demasiadas esperanzas en que pueda hacerlo. Quizá sólo me sobrevalores, y el lobo fuera una casualidad.

- No creo que seas una mala alumna, Kea. Si tienes este don es porque los dioses te consideran digna de él. Y eres poderosa, mucho. ¿Por que sino te iban a conceder el don de la invocación? Y no creo que el lobo fuese casualidad. Es más, estoy casi convencido de que ese animal es el mayor de tus poderes. Pero, evidentemente, empezaremos por lo más básico. Tendremos tiempo de sobra de ver lo que eres capaz...pero ahora solo quiero sentir como me besas - digo y, sin darle tiempo para reaccionar, comienzo a besarla apasionadamente, bebiendo de sus labios.

Iba a replicar, pero sus labios callan mis quejas. Cierro los ojos para corresponderle al beso. Sus labios bajan a mi cuello,haciéndome estremecer, y yo dirijo mis besos a su oreja.

-Creo que así no aprenderé a controlarlo... pero me gustan estas clases.-le doy un pequeño mordisquito al acabar de susurrar y vuelvo a juntar nuestros labios

-¿Que vistes qué?-me separo de él mirándole-¿por qué nunca me lo dijiste? y, ¿por qué entraste en mi habitación? Istar merecía saberlo. Además ¿por qué un lobo? ¿Por qué me protege? y ¿por qué estaba en la habitación?

Suspiro, demasiadas preguntas.

La idea de que Istar ya hubiera mostrado algún interés en mí antes de todo esto, me resultaba rara, y me hacía sentir vergonzosa ante su presencia. Oculto todos estos sentimientos apoyando la cabeza en supecho.

-¿Hay muchas como yo? Es decir, invocadoras. Nunca había oido hablar de ellas hasta que las nombraste y en fin, me gustaría saber que hay más por el mundo.

¡Pero yo no pedí serlo!-suspiro-Pero supongo que da igual. No puedo hacer otra cosa salvo aceptarlo y aprender a controlarlo ¿no?

Me encojo de hombros y me levanto de las rodillas del mago, donde seguía sentada, y me acerco a la mesa, apoyando las manos sobre los papeles.

-Pero será mejor que nos centremos en esto. Obviamente hay algo que se nos escapa, y tenemos que averiguar qué es.

Me levanto y me coloco detrás de ella, abrazandola por detras con mis fuertes brazos y pegando mi gran cuerpo con el suyo.

- Sé que esto es dificil para ti, cariño. Pero solo intento protegerte. Siento mucho todo esto - digo, apoyando mi barbilla en su hombro, en señal de afecto.

Sonrío al oir " cariño" preguntándome a cuántas se lo habría dicho, y que ahora sólo lo decía por mí y le doy un besito en la mejilla.

-Sé que no tienes la culpa. Al contrario, intentas ayudarme. Y te lo agradezco aunque a veces no lo parezca. Y también el que me cuides y me protejas.-pongo las manos sobre las suyas-Pero ahora tenemos mucho trabajo. Vas a ayudarme a controlarlo y tenemos que aclarar esto. Quizá deberíamos empezar.

Me desvío del tema, muy a mi pesar, pero tantas muestras de amor sólo podrían llevarnos a una cosa, y consideraba que no era el momento ni el lugar para ello.

- Tienes razón. Debemos descubrir qué hemos pasado por alto, cualquier cosa que no hayamos visto. Ahora que la Profecía se ha descifrado un poco más, quizá podamos llegar a algun sitio. Yo empezaré por el principio, y tu investiga por la última parte descifrada de la Profecía.

Acaricio su mano una última vez antes de ponernos a trabajar.