Kea y yo estabamos en la cama, besandonos con una pasión inimaginable. Nuestros cuerpos estaban practicamente unidos, solo nos separaba nuestra ropa. Mis fuertes y musculosos brazos atraian hacia mi a la hermosa mujer, cuya piel era tan suave que cualquier caricia hacia que se estremeciera.
- Oh Kea, yo... - no pude acabar la frase, porque ella volvio a besarme con pasión, y yo no pude aguantar más.
La tumbé en la cama y yo me coloque sobre ella y empiezo a besarla el cuello a la vez que mis manos recorren todo su cuerpo. Le bajo los tirantes del camisón que se habia puesto para contemplar su perfecta silueta y seguirla besando.
- Oh Kea, yo... - no pude acabar la frase, porque ella volvio a besarme con pasión, y yo no pude aguantar más.
La tumbé en la cama y yo me coloque sobre ella y empiezo a besarla el cuello a la vez que mis manos recorren todo su cuerpo. Le bajo los tirantes del camisón que se habia puesto para contemplar su perfecta silueta y seguirla besando.