Kea Sáb Mayo 29, 2010 2:51 pm
Su voz vuelve a ser correcta, la correcta para una relación entre un mago y una sacerdotisa. Pero cuando me acaricia, un escalofrío me recorre, y sé que nada ha cambiado. Que aunque hubiéran pasado tantos años los sentimientos seguían ahí, tan vivos como siempre, y tan prohibidos como siempre.
Suspiro cuando sus labios se encuentran con los mios y cuando nuestros cuerpos se tocan. Apoyo las manos en su pecho, y las subo hasta rodearle el cuello unos segundos. Luego me separo de él lo justo para mirarle y acariciarle la cara al quitarle un mechón de pelo.
-Istar, esto no..esto está prohibido. Los dioses nos castigarán, lo sabes ¿verdad?-sin embargo aunque mi cabeza decía eso, lo que de verdad quería era seguir besándole.-Te he echado de menos. Te fuiste sin decir nada, sin enviar ninguna carta..-murmuro