El Señor de los Anillos: La Tercera Edad

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Adentrate en la Tierra Media y conviertete en cualquiera de sus personajes. Viaja hasta lugares inhospitos y lucha contra todo tipo de criaturas.


2 participantes

    El encuentro.

    Or´Nell
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    Montaraz


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    Fecha de inscripción : 26/04/2010
    Localización : Donde mi venganza me lleve.

    El encuentro. Empty El encuentro.

    Mensaje  Or´Nell Lun Abr 26, 2010 11:10 pm

    No conseguía recordar cuanto llevaba en aquel agujero, creo que llevaba alrededor de un par de días, pero para mi cuerpo eran más bien semanas, desde que abandone la granja solo había encadenado batallas.

    Oigo un gruñido, se trata de mi compañero, a percibido algo.

    -¿Que sucede Hermano?-

    De repente lo noto, solo necesito oler el aire para descubrirlo, otra oleada de asquerosos orcos, ¿acaso no se acabaran nunca?.
    Con grandes esfuerzos consigo levantarme, tengo varias heridas abiertas que no paran de sangrar.

    Ya puedo verlos, se acercan como una jauría de animales rabiosos, uno salta sobre mí pero de repente su trayectoria cambia en pleno salto, una flecha lo ha atravesado, un segundo proyectil acaba con el siguiente, y más flechas acaban con ellos.

    Soy incapaz de mantenerme de pie, pierdo el conocimiento, me desmayo.
    sharia
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    Caballero de Rohan


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    El encuentro. Empty Re: El encuentro.

    Mensaje  sharia Lun Abr 26, 2010 11:23 pm

    Guio a Arendol con cautela dentro de este lugar. Hay algo que no me huele demasiado bien, quizá sea el ambiente enrarecido de las cuevas o los seres que sé que aquí se encuentran, pero hay algo que hace que no me sienta comoda en ese sitio.
    Entonces, de improviso, Arendol se asusta e intenta recular. Le calmo con unas suaves palabras y le insto a avanzar. A mis oidos llegan los gritos de guerra de los rocos, que parecen ser numerosos. Preparo mi arco, lista para atacarlos, y hago galopar a Arendol hacia ellos, cuando descubro que hay un hombre malherido entre aquella jauría de bestias.
    Desde una distancia prudente empiezo a dispararles. Los orcos caen poco a poco. Alguno de ellos se vuelve contra mi, pero le detengo con mi escudo y prueban el sabor de mi espada. Arendol relincha, nervioso, mientras nos abrimos paso entre ellos. Pronto acabo con ellos, no parecen ser muy inteligentes ni estar muy organizados como otros de su raza.
    Me acerco al hombre. Parece estar muy malherido. A su lado hay un lobo que me observa con cautela, y me gruñe, pero no parece que vaya a atacarme.
    No voy a hacerle dañodigo, aunque me siento como una estúpida pues sé que no me va a entender.
    Tengo que sacarle de allí. Haciendo caso omiso de la persistente vigilancia del lobo le cojo en brazos, no sin esfuerzo y le subo a Arendol, montando tras él. Extrañamente el lobo, aunque no ha dejado de gruñir, parece entender mis intenciones.
    Sin más pausa, dirijo al caballo al exterior. Aquellas cuevas no son un lugar seguro.

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